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Juan Manuel Jimenez Muñoz

Juan Manuel Jimenez Muñoz

SEMBRANDO VIENTOS; RECOGIENDO TEMPESTADES.

Hace ahora exactamente un año que Sánchez se miró los testículos y, sin consultarlo al Consejo de Estado, sin llevarlo en su programa electoral, sin comentarlo a sus propios ministros, sin debatirlo en el Parlamento Español, sin preguntar en un referéndum, hablándolo tan sólo con Begoña, nos enemistó con Argelia, se bajó los pantalones con Marruecos y dejó tirado al pueblo saharaui.

Lo que ganó Pedro Sánchez es un misterio. Un misterio en forma de teléfono. De teléfono móvil espiado por Marruecos, más exactamente. Un misterio dentro de un enigma. Un enigma dentro de un acertijo. Un acertijo dentro de una incógnita. Una incógnita dentro de un misterio. El tiempo y los jueces lo dirán en su momento.

Lo que se nos ha vendido del asunto –que viniendo de Sánchez tiene que ser forzosamente mentira– es que, a cambio de reconocerle al sátrapa de Marruecos la soberanía del antiguo Sahara Español, Marruecos nos perdonará la vida en el doble sentido de su chantaje: (1) frenará la inmigración ilegal y (2) cesará en sus continuas reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla.

Que lo de los inmigrantes es incierto, no hay más que verlo. Pasen por cualquier local de Cáritas y comprobarán la realidad de la inmigración descontrolada y sin papeles.

Sobre lo segundo, sobre Ceuta y Melilla, las palabras exactas de Sánchez tras su vergonzosa capitulación ante Rabat fueron éstas: "hemos asumido que en nuestro discurso y en nuestra práctica política vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía".

Que aquello era un timo, lo intuíamos. Pero, por si había alguna duda, ayer habló públicamente sobre Ceuta y Melilla Enaam Mayara, el Presidente del Senado marroquí, que es la cuarta autoridad de aquel Estado. Insisto, lector. Lo que vas a leer seguidamente son las palabras de la cuarta autoridad del Estado marroquí, no las de un pelagatos cualquiera que pasaba por Rabat. Insisto, lector. Lo que vas a leer seguidamente son las instrucciones que da la cuarta autoridad de Marruecos a todos los marroquíes que viven en España. Insisto, lector. Lo que vas a leer seguidamente son las palabras pronunciadas ayer por el Presidente del Senado marroquí, y publicadas por la prensa, una vez que Pedro Sánchez ha dejado bien atados sus asuntos personales y nos ha enemistado con Argelia. Aquí van, amigo lector. Abre bien los ojos y los oídos, pues no parecen las palabras de un amigo que haya renunciado a nada:

<<Sigue la colonización española en Ceuta y Melilla, y por eso no hemos cesado, ni cesaremos, de hablar de las posibles soluciones para recuperarlas. Estoy convencido de que Marruecos recuperará algún día las dos ciudades ocupadas mediante la negociación, sin recurrir a las armas, recurriendo al diálogo y no a los hechos consumados. Quiero animar a los marroquíes residentes en España a entrar en los partidos políticos españoles y a participar en las elecciones para ayudar a acercar las opiniones de los dos países y formar un 'lobby' que ayude a defender todas las cuestiones vinculadas a nuestra patria, a Marruecos. En mi opinión, la comunidad marroquí en España debe ser vista como un punto de presión y apoyo capaz de influir en la política exterior de este país amigo. Y ese papel de la comunidad marroquí en España será muy importante en los próximos años>>.

En resumidas cuentas, lector: como eres persona instruida, termino mi artículo con la cita bíblica de Isaías, capítulo 6, versículos 9 y 10. Dice así:

<<Oíd bien, pero no entendáis; ved bien, pero no comprendáis. Oh, Dios. Engruesa el corazón de este pueblo, atora sus oídos y ciega sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón>>.

Y con eso... está todo dicho.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Médico y escritor malagueño.

EL TITANIC.

España está más liada que el fontanero del Titanic. Y hablando del Titanic. Pedro Sánchez es el capitán del barco, e Iglesias, Irene y Belarra son la orquesta que acompaña el hundimiento: nos distraen con sus chorradas mientras la nave va a pique.

Los últimos éxitos de la orquesta del Titanic llevan por título <<los vibradores vaginales son máquinas de matar fascistas>> y <<mujeres con pene o mujeres con vagina: hay más mujeres de las que te imaginas>>.

Horroroso, lector. Horroroso. Pero bueno. Dejemos a la orquesta del Titanic (más inútil que el cenicero de una moto) y vayamos a las cosas de comer.

Anteayer, por boca del propio Gobierno, nos enteramos de que existen 443.000 desempleados más de los oficialmente contabilizados. Se les llama “fijos-discontinuos”: son personas que trabajan de Pascuas a Ramos (y que incluso cobran el desempleo), pero que a mayor gloria del presidente Sánchez no se incluyen en las estadísticas del paro. Cagoenmismuelas.

Explicar el concepto de “fijo-discontinuo” puede ser harto complejo. Pero, gracias a la inteligencia que Dios me dio (ya murió mi abuela), lo voy a hacer facilísimo.

Fijos-discontinuos son los Reyes Magos de Oriente, que trabajan menos que el sastre de Tarzán. Fijo-discontinuo es Papá Noel, que trabaja menos que los intermitentes de un submarino. Pero son ejemplos muy trillados. Si hay en España un fijo-discontinuo de pura raza, un fijo-discontinuo de manual, ése es Alberto Garzón, el líder de Izquierda Hundida, nuestro ministro de Consumo, de quien con sumo gusto hablaré un ratito.

Alberto Garzón es fijo-fijo-fijo en el Consejo de Ministros, y es fijo-fijo-fijo para cobrar a fin de mes, pero es discontinuo en sus actividades ministeriales.

En enero de 2020 le regalaron el ministerio de Consumo, un ministerio más inútil que la primera rebanada del pan Bimbo, y con un contenido más vacío que el estómago de un venezolano.

A esa preocupante circunstancia hay que añadir que Alberto Garzón tiene fama de ser muy poco amigo del trabajo. Digámoslo claramente: es más vago que el ángel de la guarda de los Kennedy.

Además de su indolencia, Alberto Garzón no es lo que se dice un lince. Recuerde el lector que estuvo casi nueve años preparando oposiciones para agente secreto, y lo suspendieron por poner su nombre en el examen. Cagoensanpitopato.

Como se ha dicho, Alberto Garzón tomó posesión del cargo en enero de 2020, y no se supo nada de él hasta mayo de ese año, cuando en plena pandemia de COVID, con España en la ruina, con el tito Berni en calzoncillos, con el tito Berni en el puticlub, dijo que el turismo español (la primera industria del país) era una birria. Qué cabrón. Digo el puticlub del tito Berni. No don Alberto Garzón.

Desapareció don Alberto del mapa (que no del sueldo) hasta enero de 2021, cuando en plena pandemia de COVID, con España en la ruina, con el tito Berni en calzoncillos, con el tito Berni en el puticlub, dijo que la carne que exportábamos al extranjero era una birria. Qué cabrón. Digo el puticlub del tito Berni. No el tito Berni en sí mismo.

Volvió a desaparecer don Alberto hasta septiembre de 2021 para, en plena pandemia de COVID, con España en la ruina, con el tito Berni en calzoncillos, con el tito Berni en el puticlub, prohibir la publicidad de los dulces y sembrar graves sospechas sobre el roscón de Reyes Magos. Qué cabrón. Digo el puticlub del tito Berni. No el roscón de Reyes Magos.

Volvió a desaparecer don Alberto hasta diciembre de 2021 cuando, en plena pandemia de COVID, con España en la ruina, con el tito Berni en calzoncillos, con el tito Berni en el puticlub, dijo que los juguetes españoles eran sexistas, y promovió desde el ministerio de Consumo (¡en plena campaña de Navidad!) un boicot a la industria juguetera. Qué cabrón. Digo el puticlub del tito Berni. No la industria juguetera.

Despareció el ministro de Consumo durante todo el año 2022, y ha aparecido en enero de este 2023 para, con España en la ruina, con el tito Berni en calzoncillos, con el tito Berni en el puticlub, prohibir la publicidad de los helados. Qué cabrón. Digo el señor ministro. No los calzoncillos helados en el puticlub del tito Berni.

Y ya está.

Ya te lo he dicho, lector: Alberto Garzón es un “fijo-discontinuo” de manual. Y encima no está contabilizado en las estadísticas del Gobierno.

Cagoentóloquesemenea y mitad del cuarto más.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Astronauta de la NASA (pero fijo-discontinuo).

TODO LO QUE SIEMPRE QUISISTE SABER SOBRE LA ECONOMÍA, PERO NUNCA TE ATREVISTE A PREGUNTAR

“El Gobierno debe intervenir el mercado y topar los precios por Decreto. Es intolerable que los despiadados capitalistas, los dueños de los supermercados, a costa de los españoles, ganen tantísimo dinero. Los precios deben toparse al nivel que estaban antes de la guerra de Ucrania”.

Hola, lector. Hola lectora. ¿Quién podría no estar de acuerdo con ese loable propósito de la ministra Belarra, la actual jefa de Podemos? ¿Qué malnacido podría desear lo contrario? ¿A quién no le gustaría que ¡mañana mismo! un kilo de aguacates (que ahora cuesta cuatro euros) pasase a costar dos euros? ¿Puede haber algún masoquista que prefiera pagar un euro por una barra de pan, en lugar de medio euro? Y sobre todo… ¿cómo es posible que a nadie, antes que a Ione Belarra, se le haya ocurrido la feliz idea de bajar los precios en las tiendas a través de un Decreto del Gobierno?

Bien, lector. En principio… da la impresión de que la propuesta podemita es infalible: parece que Ione Belarra, alias La Alegría de la Huerta, tiene un corazón de oro. Aunque, todo hay que decirlo, hay algo que me ha hecho dudar sobre la bondad de esa medida intervencionista: quien propone topar los precios por Decreto es Podemos, el autor intelectual de la Ley Sueltavioladores, de ese prodigio jurídico que ya es referente en el mundo. Por no hablar de lo de entrar en los urinarios de señoras con pene, barba y bigote. O por no hablar de la pena de cárcel por matar una rata a escobazos. No sé. No sé. Podemos está por medio. Algo debe de fallar. ¿Dónde estará la trampa?

Así pues, más mosqueado que un perro en un barrio chino, me puse a indagar en las supuestas bondades de la intervención estatal de los precios, y releí "Los enemigos del comercio", el monumental ensayo de don Antonio Escohotado. Y lo que encontré, amigo lector, me puso la piel de gallina, pues justo por esa política intervencionista sucedió una debacle en todas las naciones que han sido (o son) gobernadas por marxistas.

A continuación, basándome en la historia actual de la Venezuela chavista y en la historia pasada de otros países, explicaré en doce pasos muy simples cómo se gesta un desastre tras abandonar la economía de mercado. No te asustes, lector: la Economía es algo árida… pero con un poquito de humor lo entenderemos sin problema. Ponte cómodo y disfruta.

Paso 1: La ministra Belarra ordena a los tenderos que no vendan la barra de pan a su precio actual de un euro, sino al mucho más amable de medio euro. Un 50% menos.

Paso 2: Entonces, los tenderos llaman a los panaderos para decirles que, a partir de mañana, les comprarán el pan a la mitad de su precio de hoy.

Paso 3: Entonces, los panaderos llaman a los molineros para decirles que, a partir de mañana, les comprarán la harina a la mitad de su precio de hoy.

Paso 4: Entonces, los molineros llaman a los campesinos para decirles que, a partir de mañana, les comprarán el trigo a la mitad de su precio de hoy.

Paso 5: Entonces, los campesinos hacen cábalas de lo que les cuesta a ellos producir el trigo (agua, gasolina, abonos, tractores, plaguicidas, etcétera) y llegan a la curiosa conclusión de que van a trabajar de balde para la ministra Belarra, que cuando bebe la agarra. Y como los campesinos, aunque rústicos, no son imbéciles… plantan el trigo justito para amasar ellos su propio pan, y acaparan el excedente en sus graneros hasta que suban los precios… ¡y que le vayan dando por culo a los urbanitas de la capital!

Paso 6: No hay pan. Aunque la gente tiene euros para gastar, no se encuentra pan por ninguna parte (asumo que, a estas alturas, el lector ya habrá entendido que lo dicho para el pan vale para el aceite, la leche, la carne, las verduras, los zapatos y las aspirinas).

Paso 7: La escasez de productos origina grandes aglomeraciones en las tiendas. Entonces, para que la gente no se acuchille en las colas, Ione Belarra recurre a lo único que se ha inventado en ocasiones similares: las cartillas de racionamiento. Todo el mundo comerá, pero poquito y con orden.

Paso 8: Como la gente de la ciudad aún tiene euros, y como los campesinos han acaparado el poco grano que queda, los urbanitas más “listos” se compinchan con los agricultores más “espabilaos” para traer trigo a las ciudades, aunque sea a precio de oro. En resumidas cuentas: surge el mercado negro de toda la vida, para el que pueda pagarlo. El estraperlo.

Paso 9: Poco después, al no haber compraventa en el mercado libre (recuerda: solo funcionan los estraperlistas y las cartillas de racionamiento), han quebrado las farmacias, las fruterías, las pescaderías, las carnicerías, las panaderías y cualquier comercio privado. Las grandes empresas (cadenas alimentarias, constructoras, eléctricas, etcétera) se marchan al extranjero. Las pequeñas empresas y los autónomos se marchan a la mierda. La destrucción de empleo es terriblemente masiva y, a consecuencia del paro, la gente se empobrece a marchas forzadas y los billetes dejan de circular.

Paso 10: Ante la falta de dinero circulante, el Gobierno activa la maquinaria de fabricar billetes e inunda el país con una moneda que no vale absolutamente nada (pues nadie produce). Es el inicio del desastre final: es la hiperinflación de la actual Venezuela chavista o de la Alemania de 1919-1930, durante la República de Weimar.

Paso 11: Desesperado, el Gobierno toma medidas extremas para evitar la hambruna: fusila a los campesinos que acaparan trigo, les requisa el cereal y les expropia las tierras. Exactamente lo que hicieron Lenin y Stalin entre 1917-1938. O, más recientemente, lo que hizo Chávez en Venezuela: ¿recuerda el lector los alocados gritos de Chávez ordenando “¡Exprópiese!”? Pues era eso exactamente: quitaba la propiedad de su negocio a quien desobedecia la orden del Gobierno de vender a pérdidas.

Paso 12: La ruina absoluta. La bancarrota. La represión. Como si hubiese pasado un huracán por el país. Aportaré un solo dato, por ser fácilmente comprobable: la tasa de pobreza extrema en Venezuela en 1998 (el año de la llegada de Chávez al Gobierno) era del 9% (una barbaridad, por supuesto). En el año 2021, tras 23 años de chavismo, era ¡del 68%!: la más elevada de América y, además, con la tasa de delincuencia más alta del mundo. Entonces, en ese momento exacto de la bancarrota, sólo los muy pudientes (las Belarras, las Yolandas, las Montero, los Stalin, los Maduro, los Castro, los Garzón, los jefazos del Partido y los funcionarios afines) pueden comer tres veces al día. Para el resto, lo mejor es emigrar a otro país o sobrevivir con las migajas del Estado. 

Ése es el modelo que propone Podemos, los socios de Pedro Sánchez, los que asesoraron al chavismo en Venezuela. Los que aún entonan loas a Nicolás Maduro y a los hermanos Castro. Los gestores de la miseria generalizada. Los expertos en igualar por abajo. Los defensores de la inactividad social y de la economía subsidiada. Los que, como el ministro Garzón, visten camisetas con el logo de la desaparecida Alemania Oriental: el régimen asesino y liberticida que tanto añoran.

Y ya está, lector. Mantén cerca de ti este artículo por si alguna vez sientes la morbosa tentación de pensar que lo mejor para España es que los “despiadados empresarios” quiebren, y que a Amancio Ortega le vaya fatal. Recuerda que el Estado no lo puede todo. La Historia lo demuestra. En Venezuela afirmaban que lo que les ha sucedido era imposible de ocurrir. Tomemos nota.

El mundo ha salido adelante gracias a muchos Amancios Ortegas y a muchos pequeños autónomos; pero nunca ha salido adelante gracias a señoritas que jamás dieron un palo al agua fuera de la sede del Partido, y que ahora cobran 90.000 euros al año en su cargo de ministras. Ojalá se les seque la yerbabuena. O mejor aún, como decía Rafael Alberti en su famoso poema al que Paco Ibáñez puso música:

<<A Galapagar, a Galapagar;

hasta enterrarlos en el mar>>.

El mundo, amigo mío, funciona moderadamente bien en Francia, Canadá, Holanda, Bélgica, Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Italia, Portugal o España. A sitios así, y no a Cuba ni a Venezuela, se marchan los fugados del “procés”. Por algo será. Y el mundo ha funcionado y funciona terriblemente mal en Nicaragua, Venezuela, Cuba, Alemania Oriental, la U.R.S.S. o Corea del Norte, paraísos comunistas donde no hay alimentos que comprar ni libertad para quejarse.

Que no te la den con queso, lector. Que no te la den con queso.

Cagoentóloquesemenea y mitad del cuarto más.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Cazafariseos.

MENTIROSAS

El pasado domingo 5 de febrero, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, se perpetró uno de los actos públicos más soeces del Ministerio de Igualdad. En defensa de su ley del “sí es sí” (por la que ya se han beneficiado 400 violadores), Irene Montero, Ione Belarra, Ángeles Rodríguez Pam y Victoria Rosell afirmaron lo siguiente:

<<A nivel europeo, tenemos un marco penal con un punitivismo excesivo, sin nada que ver con la defensa de los derechos humanos, porque es contrario a ellos. El punitivismo (las penas excesivas por delitos sexuales) no nos da más seguridad a las mujeres, sino que nos la quita. El punitivismo no es un discurso feminista. Nos están vendiendo una historia que no va con nosotras. Nosotras, en Podemos, no queremos que los violadores se pudran en la cárcel. Primero, porque a la cárcel no van los peores: van los pobres y los marginados. Y segundo, porque los violentos y machistas salen de la cárcel más violentos y más machistas. Nosotras no queremos penas largas: queremos justicia feminista>>.

Bien. Fin de la cita. Respiro hondo y prosigo.

A ver, mentirosas. ¿En qué quedamos?

Comenzasteis diciendo que vuestra ley era perfecta, y que jamás veríamos ninguna rebaja de condena a ningún violador. <<A ni uno sólo>>, llegó a decir Montero.

Después, cuando los violadores comenzaron a salir a la calle, dijisteis que era culpa de las juezas, que eran ‘machistas y fascistas’, y que no aplicaban la ley a vuestro antojo porque les faltaba formación.

Luego, afirmasteis que la culpa del escándalo la tenía el contubernio ultraderechista entre PP y VOX.

Después, dijisteis que la culpa del escándalo era de los medios de comunicación, por machistas y alarmistas, y que lo mejor sería que silenciasen las rebajas de condena.

Al poco de ese dislate, dijisteis que la culpa de las rebajas de condena la tenía el Tribunal Supremo, porque tardaba en unificar doctrina.

Luego, en otro ruin acto público, entre bromas y jolgorios, tuvisteis la desfachatez de hacer unas risas sobre la suelta de violadores. Vosotras. Las actuales Torquemadas de la moral. Las del neolenguaje exquisito. Las ofendiditas por todo. Las que pedís las sales cuando alguien cuenta un chiste de tartamudos, o piropea a una mujer.

Después, hace muy poco, según vosotras, los culpables de la polémica “son aquellos del PSOE a quienes les tiemblan las piernas y quieren modificar nuestra Ley”. Es el “mantenella y no enmendalla” de soberbias con balcones a la calle.

Y anteayer domingo, visto que estáis más perdidas que una pulga en un peluche, nos confesáis por fin lo que muchos sospechábamos: que para Podemos no pasa nada; que en el fondo de vuestros podridos cerebros eso es, precisamente, lo que queríais; que eso es lo que buscabais con la ley del sí es sí; que os “ponen” los malotes; que os da lo mismo siete años que diecisiete años de prisión; porque los violadores y los pederastas, en el fondo, son buenísimas personas, y es la sociedad quien los corrompe.

Sois malas, Irenita. Sois malas, Belarra. Sois malas, Pam-Pam. Sois malas, Rosell. Sois más malas que un dolor. Sois más malas que mis chistes. Sois más malas que limpiarse el culo con papel de lija. Sois sectarias, desahogadas, irresponsables y mentirosas. Sois una peste. Bubónica. Como niñas malcriadas en permanente rabieta, habéis llegado a acusar de machismo (aparte de a todas las juezas de España) a personas tan notoriamente de izquierdas como Nadia Calviño, Manuela Carmena, Pilar Rahola y Carmen Calvo. Se os ha ido la olla. Definitivamente. Os preocupa el violador, el asesino, el carterista, el okupa, el pederasta, el terrorista encarcelado. Las víctimas no os importan. Habéis convertido a las víctimas de delitos sexuales en un simple eslogan electoral, en una herramienta al servicio de un relato, de un relato de histéricas chifladas, de un relato que os podrá ser útil para seguir viviendo del cuento, o de la cuenta, o de la cuenta corriente del esforzado contribuyente. Porque dicen las encuestas que, a estas alturas de la legislatura, cuando casi toda España tiene calado a Podemos, dos millones de españoles (¡todavía!) tienen dispuesto su voto para colocar a 24 de estas locas en la Cortes Españolas. Una desgracia.

Hay muchas malas costumbres en España. Demasiadas. Y una de ellas (tal vez de las peores) es la de pertenecer o votar a un partido político para toda la eternidad; la de tener el entendimiento fosilizado, la voluntad fosilizada, la libertad fosilizada; como el forofo que es socio para siempre de un club de futbol; el forofo que dice que los problemas no son problemas si no me afectan a mí. Pero en cuanto me afectan a mí, ya puedo cambiar de opinión.

Y es que, mientras mi cerradura permanezca intacta… la okupación de viviendas ajenas es un problema “inventado por la derecha”. Pero si un indeseable me okupa la casa… ¡ahhhhhhh…!... entonces quiero que actúe rápidamente la Justicia, la de las negras togas. Así ocurrió en el año 2020 con Gemma Galdón, la dirigente podemita antideshaucios que, muy llorosa, recurrió a los medios de comunicación y a la Justicia cuando le okuparon ilegalmente su domicilio. <<No tengo palabras>>, dijo entonces la activista de Podemos cuando le tocaron lo suyo. Claro que no las tienes, hipócrita. Como tampoco tuvieron palabras los muchísimos propietarios a los que tú, insolente majadera, les decías (antes de tu desgracia) que se aguantaran.

Y es que, mientras asesinen a otros, o violen a otras… la prisión permanente revisable es una gran injusticia para el reo, y atenta contra los derechos humanos. Pero si tocan a uno de mi familia… ¡que el criminal se pudra en la cárcel! Así lo hicieron en 2018 los padres del niño Gabriel, militantes activos de Podemos que, cuando una tiparraca asesinó a su hijo y ocultó el cadáver, se dejaron de zarandajas y pidieron la prisión permanente revisable. E hicieron bien. Muy bien.

Y es que, acosar a gritos en su casa a quien no piensa como yo… es jarabe democrático. Pero si me acosan a mí en mi propio domicilio... ¡es fascismo del más malo!, y llamo a la Guardia Civil, y los coloco a la puerta de mi casa en una garita inmunda. Así lo hicieron en 2020 y 2021 Pablo Iglesias e Irene Montero, los inventores del escrache, el matrimonio más venenoso que ha habido en este país desde que Viriato era cabo.

Y es que, mientras abusen de menores gentes que nada tengan que ver con mi partido… ¡hermana, yo si te creo! Pero si el abusador es el marido de Mónica Oltra, y la menor abusada está al cuidado institucional de Mónica Oltra, y peligra el cargo político de Mónica Oltra… ¡prietas las filas, camaradas!, que esto es cosa del fascismo.

Y ésa es la ley del embudo, amigo lector. Pura chatarra ideológica. Pura falta de empatía. Puro dislate psiquiátrico. Pura soberbia infantil. Pura irresponsabilidad social. Puro engendro de sepulcros blanqueados. Pura inmundicia intelectual. Pura basura.

Realmente, nada queda por decir. Me he despachado a mi gusto. Sólo os deseo, lideresas podemitas y señor presidente del Gobierno, que jamás tengáis que sufrir en carne propia, o de vuestros seres queridos, el terrible dolor de las víctimas. Sólo os deseo que nunca tengáis que aprender esa dura lección sobre vuestras cabezas. Sólo os deseo que jamás, nunca jamás, comprobéis en vuestra piel lo equivocadas que estáis. Pero eso sí: me vais a permitir que os lance la peor maldición que conozco, la que me enseñaron en Cádiz.

¡Ojalá se os seque la yerbabuena!

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Médico y escritor malagueño. Enviado desde mi iPhone

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