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MENTIROSAS

Destacado MENTIROSAS

El pasado domingo 5 de febrero, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, se perpetró uno de los actos públicos más soeces del Ministerio de Igualdad. En defensa de su ley del “sí es sí” (por la que ya se han beneficiado 400 violadores), Irene Montero, Ione Belarra, Ángeles Rodríguez Pam y Victoria Rosell afirmaron lo siguiente:

<<A nivel europeo, tenemos un marco penal con un punitivismo excesivo, sin nada que ver con la defensa de los derechos humanos, porque es contrario a ellos. El punitivismo (las penas excesivas por delitos sexuales) no nos da más seguridad a las mujeres, sino que nos la quita. El punitivismo no es un discurso feminista. Nos están vendiendo una historia que no va con nosotras. Nosotras, en Podemos, no queremos que los violadores se pudran en la cárcel. Primero, porque a la cárcel no van los peores: van los pobres y los marginados. Y segundo, porque los violentos y machistas salen de la cárcel más violentos y más machistas. Nosotras no queremos penas largas: queremos justicia feminista>>.

Bien. Fin de la cita. Respiro hondo y prosigo.

A ver, mentirosas. ¿En qué quedamos?

Comenzasteis diciendo que vuestra ley era perfecta, y que jamás veríamos ninguna rebaja de condena a ningún violador. <<A ni uno sólo>>, llegó a decir Montero.

Después, cuando los violadores comenzaron a salir a la calle, dijisteis que era culpa de las juezas, que eran ‘machistas y fascistas’, y que no aplicaban la ley a vuestro antojo porque les faltaba formación.

Luego, afirmasteis que la culpa del escándalo la tenía el contubernio ultraderechista entre PP y VOX.

Después, dijisteis que la culpa del escándalo era de los medios de comunicación, por machistas y alarmistas, y que lo mejor sería que silenciasen las rebajas de condena.

Al poco de ese dislate, dijisteis que la culpa de las rebajas de condena la tenía el Tribunal Supremo, porque tardaba en unificar doctrina.

Luego, en otro ruin acto público, entre bromas y jolgorios, tuvisteis la desfachatez de hacer unas risas sobre la suelta de violadores. Vosotras. Las actuales Torquemadas de la moral. Las del neolenguaje exquisito. Las ofendiditas por todo. Las que pedís las sales cuando alguien cuenta un chiste de tartamudos, o piropea a una mujer.

Después, hace muy poco, según vosotras, los culpables de la polémica “son aquellos del PSOE a quienes les tiemblan las piernas y quieren modificar nuestra Ley”. Es el “mantenella y no enmendalla” de soberbias con balcones a la calle.

Y anteayer domingo, visto que estáis más perdidas que una pulga en un peluche, nos confesáis por fin lo que muchos sospechábamos: que para Podemos no pasa nada; que en el fondo de vuestros podridos cerebros eso es, precisamente, lo que queríais; que eso es lo que buscabais con la ley del sí es sí; que os “ponen” los malotes; que os da lo mismo siete años que diecisiete años de prisión; porque los violadores y los pederastas, en el fondo, son buenísimas personas, y es la sociedad quien los corrompe.

Sois malas, Irenita. Sois malas, Belarra. Sois malas, Pam-Pam. Sois malas, Rosell. Sois más malas que un dolor. Sois más malas que mis chistes. Sois más malas que limpiarse el culo con papel de lija. Sois sectarias, desahogadas, irresponsables y mentirosas. Sois una peste. Bubónica. Como niñas malcriadas en permanente rabieta, habéis llegado a acusar de machismo (aparte de a todas las juezas de España) a personas tan notoriamente de izquierdas como Nadia Calviño, Manuela Carmena, Pilar Rahola y Carmen Calvo. Se os ha ido la olla. Definitivamente. Os preocupa el violador, el asesino, el carterista, el okupa, el pederasta, el terrorista encarcelado. Las víctimas no os importan. Habéis convertido a las víctimas de delitos sexuales en un simple eslogan electoral, en una herramienta al servicio de un relato, de un relato de histéricas chifladas, de un relato que os podrá ser útil para seguir viviendo del cuento, o de la cuenta, o de la cuenta corriente del esforzado contribuyente. Porque dicen las encuestas que, a estas alturas de la legislatura, cuando casi toda España tiene calado a Podemos, dos millones de españoles (¡todavía!) tienen dispuesto su voto para colocar a 24 de estas locas en la Cortes Españolas. Una desgracia.

Hay muchas malas costumbres en España. Demasiadas. Y una de ellas (tal vez de las peores) es la de pertenecer o votar a un partido político para toda la eternidad; la de tener el entendimiento fosilizado, la voluntad fosilizada, la libertad fosilizada; como el forofo que es socio para siempre de un club de futbol; el forofo que dice que los problemas no son problemas si no me afectan a mí. Pero en cuanto me afectan a mí, ya puedo cambiar de opinión.

Y es que, mientras mi cerradura permanezca intacta… la okupación de viviendas ajenas es un problema “inventado por la derecha”. Pero si un indeseable me okupa la casa… ¡ahhhhhhh…!... entonces quiero que actúe rápidamente la Justicia, la de las negras togas. Así ocurrió en el año 2020 con Gemma Galdón, la dirigente podemita antideshaucios que, muy llorosa, recurrió a los medios de comunicación y a la Justicia cuando le okuparon ilegalmente su domicilio. <<No tengo palabras>>, dijo entonces la activista de Podemos cuando le tocaron lo suyo. Claro que no las tienes, hipócrita. Como tampoco tuvieron palabras los muchísimos propietarios a los que tú, insolente majadera, les decías (antes de tu desgracia) que se aguantaran.

Y es que, mientras asesinen a otros, o violen a otras… la prisión permanente revisable es una gran injusticia para el reo, y atenta contra los derechos humanos. Pero si tocan a uno de mi familia… ¡que el criminal se pudra en la cárcel! Así lo hicieron en 2018 los padres del niño Gabriel, militantes activos de Podemos que, cuando una tiparraca asesinó a su hijo y ocultó el cadáver, se dejaron de zarandajas y pidieron la prisión permanente revisable. E hicieron bien. Muy bien.

Y es que, acosar a gritos en su casa a quien no piensa como yo… es jarabe democrático. Pero si me acosan a mí en mi propio domicilio... ¡es fascismo del más malo!, y llamo a la Guardia Civil, y los coloco a la puerta de mi casa en una garita inmunda. Así lo hicieron en 2020 y 2021 Pablo Iglesias e Irene Montero, los inventores del escrache, el matrimonio más venenoso que ha habido en este país desde que Viriato era cabo.

Y es que, mientras abusen de menores gentes que nada tengan que ver con mi partido… ¡hermana, yo si te creo! Pero si el abusador es el marido de Mónica Oltra, y la menor abusada está al cuidado institucional de Mónica Oltra, y peligra el cargo político de Mónica Oltra… ¡prietas las filas, camaradas!, que esto es cosa del fascismo.

Y ésa es la ley del embudo, amigo lector. Pura chatarra ideológica. Pura falta de empatía. Puro dislate psiquiátrico. Pura soberbia infantil. Pura irresponsabilidad social. Puro engendro de sepulcros blanqueados. Pura inmundicia intelectual. Pura basura.

Realmente, nada queda por decir. Me he despachado a mi gusto. Sólo os deseo, lideresas podemitas y señor presidente del Gobierno, que jamás tengáis que sufrir en carne propia, o de vuestros seres queridos, el terrible dolor de las víctimas. Sólo os deseo que nunca tengáis que aprender esa dura lección sobre vuestras cabezas. Sólo os deseo que jamás, nunca jamás, comprobéis en vuestra piel lo equivocadas que estáis. Pero eso sí: me vais a permitir que os lance la peor maldición que conozco, la que me enseñaron en Cádiz.

¡Ojalá se os seque la yerbabuena!

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Médico y escritor malagueño. Enviado desde mi iPhone

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