FELIZ NAVIDAD, AMIGOS Y AMIGAS DE FACEBOOK
- Escrito por Juan Manuel Jimenez Muñoz
- Publicado en Actualidad
Hay en Europa un movimiento cada vez más ruidoso que promueve la desaparición de la terminología cristiana en las distintas festividades del año. Así, hace varias semanas, desde algunos medios de comunicación y desde ciertas redes sociales, pretendían que este mes no nos dijésemos “Feliz Navidad”, sino “Felices Fiestas”; o, usando terminología pagana, “Felices Saturnales”. Eso sí: para estos grupos tan supuestamente laicos y tan supuestamente “de progreso”, felicitar por sus verdaderos nombres el Ramadán mahometano, el Janmashtami hinduista y el Yom Kipur judío sigue siendo aconsejable. Pero justamente porque no me sale de los huevos entrar en jueguecitos anticristianos, es por lo que, aunque agnóstico y rojillo, tengo el placer de felicitaros la Navidad de 2022: la fiesta de mis mayores, la fiesta que viví con mis maestros, la fecha del nacimiento de Jesús, el autor de las bienaventuranzas, un hombre esencialmente justo tanto para creyentes como para no creyentes.
También he leído en las redes sociales las exigencias vocingleras de muchos progresistas de salón y de varias ONG subvencionadas para “que los templos católicos abran sus puertas estas noches gélidas de invierno y acojan en su interior a las personas sin techo” (sic). Arguyen que la Iglesia Católica cobra del Estado, y tiene esa obligación social. Yo apoyo esa buena idea sin ningún género de duda: que abran los templos las puertas. Y apoyo la idea con el mismo entusiasmo que (estoy seguro) la van a apoyar las sinagogas judías, las mezquitas mahometanas, los templos budistas y las casas de oración de los Testigos de Jehová. Todas ellas cobran también del Estado y, no cabe duda, abrirán de par en par sus puertas a los sin techo para que no sólo los templos católicos monopolicen la caridad. Como también estoy seguro de que los locales de UGT, Comisiones Obreras, CNT y CSIF, que tienen calefacción central y están vacíos por vacaciones, y cobran subvenciones del Estado, abrirán sus puertas a los indigentes para no ser menos que los católicos. Y… ¿qué decir de la Patronal (CEOE y CEPyME)? En sus locales pagados por el Estado no sólo hay calefacción central, sino conserjes con gorra de plato: los indigentes se sentirían allí como en su propio boquete de cajero automático. Ah. Y no se nos olviden las sedes centrales y provinciales del PSOE, de Podemos, del PP, de VOX, de Ciudadanos, de Compromís, de Bildu y de Esquerra. Estoy seguro de que estos partidos políticos, tan sensibilizados con la justicia social, y tan regados con dinero del contribuyente, no dejarán sola a la Iglesia Católica en el honor de dar techo a los pobres.
“Solucionado” ya el asunto de los sin techo, permitidme, amigos míos, varios consejos personales para el próximo año. Cuidad la dieta. Haced un poco de ejercicio físico. Abandonad el tabaco. Evitad la soledad. Sed optimistas. Tened a mano un buen libro, o buena música. Ah. Y mantened el buen humor: reíos de vosotros mismos; y reíos, incluso, de las cosas tristes. No hay nada más potente que la risa, ni nada que descoloque más al adversario que la ironía o el sarcasmo. Y para el próximo año, haced un firme propósito: no perdáis el tiempo con quien no os quiere, o con quien no os lo demuestra, o con quien no desea caminar a vuestro lado, o con quien responde a vuestras atenciones con total indiferencia. Alejad de vuestras vidas, definitivamente, a quienes les importáis un rábano. Sé que es muy natural desear sentirse querido por todos, pero eso es imposible: la amistad, como el amor, necesita de la continua complicidad y del continuo alimento de dos. No sólo de ti. Nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros sentimientos son lo más valioso que poseemos, y son finitos. Cuídalos. Y repártelos con quienes comparten contigo los suyos. Únicamente con ellos. El resto, no merece la pena.
Amigos y amigas de Facebook: los personajes de mis novelas y yo os deseamos Feliz Navidad. Eso, al menos, me comunica desde el más allá mi tío Edelmiro, el de la boina con antenilla, el que regalaba gallinas enjauladas al urólogo que le trataba la “prótola”.
Un abrazo de este amigo que tanto os debe.
Firmado:
Juan Manuel Jimenez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.