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Rubén López

Rubén López

Fraude electoral

“Ya están preparándose para hablar de fraude electoral cuando ganemos”. Pablo Iglesias en las elecciones del 4M.

 

            El rumor de fondo que planea sobre la legitimidad electoral no debería sorprender si se atiende al rigor histórico de un sistema fraudulento desde su origen. Si las primeras elecciones fueron proclives al sufragio censitario, al voto masculino, a la compra de votos o al pucherazo, las posibilidades que abre el campo tecnológico conducen a los programas informáticos y a las empresas responsables del recuento electoral o al tratamiento masivo de datos de los potenciales electores.

            Al margen de cualquier consideración del mecanismo que el sistema liberal ha pertrechado y de cuya sospecha de fraude no se escapan ni las elecciones internas de los propios partidos, los resultados de los últimos comicios a la Comunidad de Madrid han dinamitado los partidos laboratorio, como Podemos y Ciudadanos, dejando al partido liberal de Vox como disidencia controlada para reconducir al facherío, y tratar de lograr un retorno al bipartidismo de Bilderberg.

 

Rubèn López

Economía

             Si bien la Economía clásica y sus autores, formaban parte de un axioma irreductible vinculado con la filosofía o la profesión religiosa, lo cierto es que a partir de la segunda mitad del pasado siglo la concentración del poder económico en unas reducidas manos, ha desplazo cualquier interpretación teórica de la Ciencia Económica, para centrar su ejercicio en la tecnocrática expresión de su poder, plasmándose éste en flujos económicos a la deriva con la finalidad de maximizar su beneficio, por encima de regulaciones estatales, intereses partidistas o gobiernos de turno. El poder financiero se ha convertido en el poder real, subyugante del político, cuyo interés se instrumentaliza con la finalidad de satisfacer sus propias necesidades, sirviéndose del trabajo de los técnicos que copan los diferentes puestos clave de las diferentes instituciones y organismos al servicio del interés global y que aúna, a su vez, a una reducida pléyade de verdaderos actores que moldean el mundo no su imagen y semejanza sino a su entera voluntad, sin contrapoder alguno capaz de devolver el análisis teórico de la Economía al ámbito político para forjar la naturaleza del Estado, en proceso de desaparición, en beneficio del interés general.

Economía doméstica

            España, ha pasado de situarse en el séptimo puesto de la economía mundial, a ver como su PIB se desploma, hecho que ha provocado la mayor caída de la Unión Europea y la más grave recesión de un país a nivel mundial.

            En 1953, se construyeron las primeras viviendas que darían nacimiento al barrio madrileño de La Concepción. Un piso, por aquella época, podía adquirirse a un precio equivalente a unos mil quinientos euros de la actualidad. En la década de los cincuenta, en España, un trabajador cobraba alrededor de unas diez mil pesetas anuales, un automóvil podía adquirirse por cuarenta mil pesetas y las viviendas más caras llegaban a las quinientas mil pesetas. Hoy, el mismo piso que costaba mil quinientos euros al cambio, no baja de un valor de trescientos mil euros, cincuenta millones de las antiguas pesetas, el precio medio de un vehículo en la actualidad se sitúa sobre los diecinueve mil euros y el salario medio no supera los mil ochocientos euros.

            La Economía doméstica española, coloca a la población en el quinto lugar en el ranking de mayor pobreza de Europa, en el tercer peor puesto en tasa de ahorro de la zona euro y en el país con el nivel más bajo de la OCDE. Es la peor gran economía según el FMI y los niveles de desigualdad alcanzan niveles máximos históricos, tras el hundimiento de la clase media en relación a las rentas más altas. 

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